I love New York
En diciembre de 2014 por fin llegó uno de esos viajes pendientes (creo que me quedan unos 500 más o menos): New York en Navidad.
Aquí van algunas ideas de la gran ciudad:
1. New York = altura. Dicen que se nos distingue a los recién llegados a la ciudad porque no dejamos de mirar al cielo, al lugar donde acaban los edificios. Supongo que todos llevamos dentro un Paco Martínez Soria en ´la gran ciudad’. La sensación es la de estar dentro de una maqueta perfecta. Y una vez que lo has asumido, y has perdido el miedo, entonces ya te cansas de mirar arriba para pasar a estar arriba. Es entonces cuando tienes que subirte a cualquiera de los miradores, para, ahora, mirar hacia abajo. En nuestro caso, al Empire State Building. Las vistas, espectaculares, pero las 3-4 horas de espera, hasta que finalmente subes al piso 82 y luego al 102, cansan un poco.
2. New York = comida. Si tus viajes se articulan en torno a la comida, aquí tendrás que venir varias veces. Las multiples opciones son inabarcables en una sola visita. En una semana nosotros probamos un poco de todo:
- un perrito caliente de rigor en la calle. Nada reseñable.
- Hamburguesas, of course. La más destacable, la ‘cadillac’ de P.J. Clarke’s. Deliciosa.
- El pato laqueado del Pekin Duck House, en ChinaTown. Muy rico.
- Soul Food en el Sylvias Restaurante, de Harlem. Después de la misa gospel del domingo, nada mejor que dejarse llevar en el mundo de la comida soul, donde es posible comer como plato principal medio pollo frito y de acompañante 3 gofres. ¿Pero quién se come eso?, pensaréis. Pues, mi mujer, sin ir más lejos. Mientras comes, una cantante de Soul te mete el ritmo en el cuerpo. Entre ambas cosas, sales con 3 kilos de más.
- Y como descubrimiento, los Bagels, de los que dimos buena cuenta en los desayunos, nos gustó la variedad: dulces con queso tipo philadelphia y mermelada; o salados con huevos y bacon. Para empezar el día con fuerza.
- Pero si de algo nos hubiéramos traído un cargamento sería de las cookies (más bien galletazas) de Levain Bakery. Jugosas y llenas de sabor y de tropezones (avellanas, chocolate, nueces, pasas). Durante 72 horas fueron nuestro tentempié.
3. New York en Navidad = música. Os lo explico mejor con este montaje casero:
4. New York en Navidad = luces. Las de los rascacielos, las del puente de Brooklyn o, más horteras, las de las casas pijas de New Jesey iluminadas, como si fueran un burdel en hora punta. Bueno, las había bonitas, sí; pero en general, sobrecargadas y con poco gusto (igual se nota que no me gustó mucho la excursión para ir a ver estas casas de noche, pagando 50$).
5. En definitiva, New York = contrastes. Ésta sí mereció la pena una excursión en la que salías de Manhattan para recorrer otras zonas como el Bronx, Brooklyn, Queens etc, y donde podías ver, desde cómo se construyen mansiones 100% con madera, o los grafittis que recuerdan asesinatos en el Bronx.
En fin, que volveremos. seguro. ¿Cuándo? Eso ya es otra móvida.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!